Caracterizar los flujos de trabajo es una tarea esencial para comprender el funcionamiento del
mercado laboral. La reasignación de trabajo entre empresas es determinante para la capacidad de
ajustarse a shocks sectoriales, o idiosincráticos a distintas firmas, impactando la productividad
agregada. Desde una perspectiva cíclica, el estudio de flujos de contratación y destrucción de
puestos de trabajo mejora nuestro entendimiento de cómo las empresas se ajustan a cambios en
condiciones agregadas y los rezagos involucrados entre cambios en actividad y empleo. Por otra
parte, los salarios son en general rígidos para relaciones laborales que continúan, pero flexibles
para puestos de trabajo que se reasignan entre empresas. Medir la magnitud de flujos laborales
por tanto contribuye al entendimiento de rigideces salariales efectivas y dinámicas inflacionarias.
No obstante la relevancia del tema, la escaza disponibilidad de datos hace que existan pocas
medidas de creación y destrucción de empleo disponibles para Chile.
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En este trabajo
cuantificamos los flujos laborales desde la perspectiva de las empresas en Chile, utilizando por
primera vez para estos fines datos administrativos del Servicio de Impuestos Internos (SII). Las
bases de datos provienen de declaraciones juradas que realizan empresas a nombre de sus
empleados como agentes retenedores, entre 2005 y 2014. Esta fuente de información tiene
numerosas ventajas que nos permiten contribuir a la discusión en esta literatura. Por una parte, es
representativa ya que incluye la totalidad del trabajo asalariado con contrato en Chile, y su
carácter de declaración jurada la hace más confiable que respuestas voluntarias de encuesta de
hogares, por ejemplo. Además, la base realiza un seguimiento a nivel individual de los
trabajadores, permitiendo así no solo computar medidas tradicionales de creación y destrucción de trabajo basadas en cambios de empleo neto en firmas3
sino que la totalidad de entradas y
salidas de trabajadores. Más aun, el formato de reporte permite conocer los meses específicos en
los que una persona estuvo en una empresa determinada,4
lo que se presta para realizar análisis
de flujos de alta frecuencia y entender mejor las dinámicas de ajuste del empleo frente a shocks
agregados.
Los principales mensajes del trabajo son los siguientes. Primero, la rotación laboral, medida como
el promedio entre la tasa de entradas y salidas anual entre 2005-2014, es de 37%. Es decir, en
promedio, poco menos del 40% de los trabajadores en una empresa corresponden a nuevas
contrataciones durante el año, mientras que un porcentaje similar constituyen salidas de la
empresa. Este promedio esconde un grado de heterogeneidad considerable entre empresas. En
particular, la rotación es mayor en sectores como agricultura y construcción, en empresas
pequeñas, y en empresas que pagan salarios relativamente bajos. Desde la perspectiva de las
personas, la rotación depende negativamente del nivel de salarios.5
Segundo, los resultados muestran un importante comportamiento pro cíclico de la tasa de
entradas, y una respuesta contracíclica, aunque de magnitud sustantivamente menor, en la tasa
de salidas. Esto implica que frente a fluctuaciones económicas, el principal factor de ajuste en las
empresas es en la tasa de contratación, un resultado consistente con la dinámica reportada para
EE.UU. por Davis et al. (2012), y con los modelos de búsqueda de empleo con rigideces (Shimer,
2005 y 2012). Tercero, en un contexto internacional, la rotación laboral en Chile es elevada, siendo
la mayor en una muestra de 25 países OCDE. Si bien establecer el origen de diferencias entre
países en tasas de rotación escapa el foco del trabajo, sugerimos algunas posibles explicaciones
para este fenómeno, incluyendo la magnitud de shocks de reasignación sectoriales, así como el
uso de contratos a plazo fijo.