Sin lugar a dudas la pobreza que se presenta en el medio rural es la más lacerante de
las que se viven en los diferentes ámbitos del país y ha convertido en su blanco
preferido a las personas que se encuentran social y físicamente más vulnerables, como
son aquellas que transitan tanto por el período de la infancia como por el de la vejez,
sin embargo también afecta de manera muy singular y durante toda la vida, a las
mujeres y a quienes portan alguna discapacidad.
Los niños, las mujeres y los ancianos tienen una posición de desventaja, no sólo por
motivos económicos, sino también culturales, así sucede tanto al interior de la familia
como en el ámbito comunitario, pues siempre tienen la preferencia los hombres ya sea
que se hallen, o aún no, en edad productiva, en casa reciben lo mejor, y en forma más
abundante, de los escasos recursos con que cuenta la familia, dejándose para el resto
los de menor calidad o los que sobran, donde lo paradójico del caso es que son las
mujeres quienes se encargan de llevar a cabo dicha distribución desigual y de
justificarla como algo “natural”; señalan que: “así debe de ser porque ellos son los que
trabajan”. Por otra parte es común que en las decisiones que asume la comunidad sólo
tengan derecho a participar con voz y voto los varones que se encuentran en edad
productiva y que además estén casados, en tanto que las madres solteras, las viudas,
así como los niños y los ancianos, no siempre son tomados en consideración aunque
no tengan quién represente sus intereses, por la falta o por la ausencia del jefe de
familia, quien en no pocas ocasiones ha optado por la migración como una forma de
tratar de salir de la pobreza en la que él y su familia se encuentran atrapados. En no
pocas ocasiones la parte negativa de la cultura del lugar señala, por ejemplo entre los
indígenas zoques del estado de Chiapas, que el trato a los viejos debe seguir el camino
que conduce a sus descendientes a despojarlos de sus bienes, a maltratarlos, a
reclamarles por seguir existiendo, a orillarlos a depender de la ayuda que les quiera
prestar la comunidad y en no pocas ocasiones a morir de tristeza, de hambre o por los
infames golpes recibidos por parte de sus mismos hijos1
.
Ya que en un trabajo de este tipo no es posible abordar las características de toda la
población que se encuentra en situación de vulnerabilidad, sólo se tratará la situación
de la población infantil con respecto a las condiciones que facilitan o impiden su acceso
a los servicios de educación.