El arquitecto en su perfil de economista se ve obligado a resolver los problemas ya sea de una comunidad o de un individuo, muchas veces racionalizando los procesos constructivos mediante el uso de materiales disponibles en el sitio, recurriendo a la industrialización, o adaptándose a la tecnología propia, pero debemos estar conscientes de afrontar la realidad económica de nuestro país con soluciones que nazcan de nuestro propio tiempo y lugar, no buscando globalizar las respuestas, ni añorando el “sueño del primer mundo”. De esta forma podremos ofrecerle al usuario soluciones que optimicen recursos y permitan lograr un espacio que se conciba como algo viviente, capaz de brindar al ser humano respuesta a sus necesidades, no sólo buscar satisfacer las necesidades materiales, puesto que si colocamos a la economía como único fin, corremos el peligro de sacrificar valores funcionales, plásticos y espaciales. Así mismo, otro aspecto que influye en la economía es el mantenimiento de los edificios y la durabilidad de los mismos, puesto que “no se puede inventar una nueva arquitectura cada lunes por la mañana”.
Mies Van Der RoheDurante los últimos cinco años, México se ha recuperado económicamente, sin embargo, todavía sufre de una distribución muy desigual de la renta, viviendo más de 50 millones de personas por debajo del umbral de la pobreza (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática INEGI, 2000).