Abstract |
La riqueza arqueológica del estado de Oaxaca, la variedad de sus artesanías y festividades, la pluralidad étnica y lingüística de su población y la apreciación de su capital como ciudad “indígena” y “colonial” han sido características usadas insistentemente para argumentar su vocación turística y desatender otras posibles opciones de desarrollo económico y cultural. La valoración de ese patrimonio casi exclusivamente como atractivo turístico, ha influido enérgicamente en las decisiones y acciones políticas emprendidas por los distintos gobiernos en rubros muy variados, ya sea en la distribución del presupuesto público, en la educación, cultura y particularmente en su desarrollo urbano y arquitectónico en aspectos tales como el uso de suelo, legislación, obra pública, infraestructura y servicios. Revisar lo sucedido en Oaxaca durante el siglo XX, evidencia las implicaciones negativas que, tanto el turismo como la sobre explotación patrimonial pueden llegar a tener en el desarrollo de ciudades similares. |